Nuestra historia

En 2002, José Ignacio y Juan estuvieron entre los organizadores de la primera edición española de la Escuela de Física de Altas Energías, Taller de Altas Energías (TAE). Pasaron dos semanas intensas supervisando a alumnos e intercambiando numerosas reflexiones sobre la ciencia y la vida. De estas experiencias surgieron convicciones compartidas, como la creencia de que el conocimiento debe ser universal, imparcial e integral, así como nociones más alegres, como por ejemplo producir vino juntos. De hecho, Juan ya había hecho un intento algo infructuoso antes.

Así, José Ignacio y Juan se embarcaron en una aventura para producir vino que perdura hasta nuestros días. La producción estaba destinada al autoconsumo. Las familias reaccionaron positivamente apoyando esta propuesta. Jorge y el padre de Juan, también llamado Juan, se unieron rápidamente a ellos, haciendo un papel fundamental en el proyecto. Otro acompañante significativo de este viaje fue el libro "Manual Práctico para la Vida Autosuficiente: Elaboración Artesanal del Vino" de Carlos Pérez y Juan Luis Gervás. Este libro extraordinario, escrito con un lenguaje sencillo pero con una precisión extrema, explicaba cómo entrar en el mundo de la elaboración del vino. Otro de los colaboradores esenciales para llevar a cabo el endeveourment fue Amparo Querol, científica distinguida en el mundo del vino, amiga y mentora.


El equipo funcionó así durante varios años, produciendo a veces buenos vinos, otros excelentes y otros no tan buenos. El trabajo alrededor del vino era estimulante y, por supuesto, beberlo siempre era motivo de disfrute con la familia y los amigos. Las uvas provenían principalmente de las zonas de Jumilla y Fontanars dels Aforins, un lugar donde también se vivieron comidas memorables. El primer vino producido fue el de San Cristóbal y le siguieron otros con nombres relacionados con la Física de Partículas: Elipse, Higgs, Top, Charm y "Partículas Elementales". Por último, el nombre "h-bar", se consolidó principalmente debido a la impracticabilidad de crear diferentes etiquetas cada vez dadas las cantidades de vino que se producía. Su etiqueta incluye la constante de Planck, su valor y un vistazo a la paradoja del gato de Schrödinger, un homenaje a la física cuántica.

Además, en una de las parcelas áridos de la familia, decidieron plantar uvas para alimentar sus futuras aspiraciones vinícolas. Una pequeña parcela, apenas una hectárea y menos cultivable. Finalmente el viñedo creció y, a pesar del pequeño tamaño de la tierra, la cantidad producida era notablemente superior a las necesidades para el consumo propio. Al no tener una familia tan numerosa ni tantos amigos para hacer frente a todo el vino, se planteó vender parte de las uvas y procesar el resto de las uvas en una bodega profesional.

En esta etapa es cuando entró el buen amigo Joan Cascant y su proyecto "Microvinya", guiando la actividad en esta nueva etapa. Se decidió formar una Comunidad de Bienes, aportando todo el equipamiento que había adquirido el equipo hasta entonces. La nueva situación añadió más complejidad, administración y control, pero el entusiasmo siguió impulsando al grupo. Ocurrió otro tiempo saboreando la cultura del vino y tomando conciencia de las dificultades que tiene el mundo rural.

Sin embargo, se dio otro paso adelante en su camino avanzado, se planteó un proyecto para construir una bodega profesional. Artur Konrad Ekert, un buen amigo de José Ignacio, estaba loco lo suficiente para unirse al equipo. En este punto así, el "Celler Cuántico de Gaianes SL" se constituyó como bodega profesional.

El vino Cuántico representa así un "cuántico" de inspiración, de irracionalidad, de nostalgia, de preocupación social y de compartir el mundo interior de todos nosotros. Cuántico está pensado para ser saboreado con amigos y familiares, soñando colectivamente con lo imposible, con la esperanza de llegar a la estrella inabarcable.


Nuestro Equipo

Pasión, ciencia y tradición en cada botella.

Juan Fuster-Verdú

Fundador – Físico especializado en Informática Cuántica

Con décadas dedicadas a la física experimental, Juan traslada su rigor y compromiso a cada botella. Cree que un vino cuántico debe ser excelente no solo en calidad, sino también en valores humanos y sociales. Su visión es clara: crear un vino que, como la ciencia, sea eterno, preciso y lleno de matices. 

Quántic debe ser un vino excelente, tanto en calidad como en valores sociales. Somos una pequeña bodega en un pueblo pequeño, no tenemos otra posibilidad.


José Igancio Latorre-Sentis 

Fundador – Físico especializado en Informática Cuántica

Investigador en el campo de la informática cuántica, combina la ciencia de frontera con una profunda conexión con la tierra. Cree que el vino, como la física, necesita precisión, paciencia y respeto por los procesos invisibles que lo transforman todo.

“La belleza del vino está en su complejidad, como en la física: ambas revelan verdades escondidas.”

 

Artur Konrad Ekert 

Físico especializado en criptografía cuántica. Aplica el rigor científico y la curiosidad intelectual al arte del vino.
“Hacer vino es una forma de entender la naturaleza… y desafiarla.”

Jordi Miguel Pérez

Agente empresarial. Amante del vino y defensor del trabajo artesanal. Su visión ha convertido una pequeña producción en una experiencia única.

Quántic es un vino que mantiene nuestra personalidad; contiene la luz de nuestro sol y el sabor de nuestra tierra.